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Cambiar de rumbo

Esta semana he conocido a una persona, Lucía, que decidió cambiar de carrera y que ahora, que ya lo ve con más distancia, está super contenta de haber dado el paso. Y es que dicen que rectificar es de sabios ¿no? Pero, al principio no fue fácil. Nos contaba lo mal que lo pasaba estando en unas clases en las que sentía es que “esto no me gusta nada, no es lo que yo quiero”.

Hay que ser realistas y saber que ninguna carrera se libra de tener asignaturas que no encajen del todo, el que no sea consciente de esto que se prepare para ello, porque esto ocurre en todas. Pero cuando ocurre con la mayoría de las asignaturas, es que algo falla.

A la frustración propia, se une la responsabilidad de la inversión que está haciendo tu familia. Esta angustia puede desembocar en depresión, incluso, si se mantiene en el tiempo sin detectarlo.

Pero Lucía nos trasladaba lo feliz que está ahora, y lo hacía mientras ella misma motivaba a una madre que contaba que su hija, después de haber hecho primero de Medicina y sacarlo todo con muy buenas notas, se había dado cuenta de que no era su verdadera vocación y que quiere hacer arquitectura. Y es que hay que reconocer que no es fácil: primero ser consciente de ello, luego tomar la decisión de hacia dónde vas a ir si no es lo que quieres (que esto ya es complicado también) y luego, además, dar el paso.

Y es que hay que ser valiente para hacerlo, para tomar la decisión, para contarlo a tu familia y reconocer que no es lo pensabas y tener claro que quieres cambiar a otra carrera. Por la tarde coincidió que conocí a Irene, casualmente había cambiado también de carrera: de Historia del Arte se fue a Bellas Artes. Estaba feliz. Le encantan las prácticas que le han ofrecido y está super motivada, ya que le han dicho que la van a contratar al acabarlas.

Estas chicas valientes me han inspirado para contar brevemente sus experiencias, sobre todo, por motivar a cualquiera que esté en esta misma situación, de pasarlo mal por cambiar el rumbo en los estudios. Animo a dar el paso, porque siempre estás a tiempo de dedicarte a lo que te guste y ser feliz como ellas lo están siendo. Me encantaría que las hubieras visto, con qué ilusión contaban las dos su experiencia… ¡es fantástico!.

Y es que esto se puede aplicar también a un cambio de trabajo: no perdamos esas ganas e ilusión que pensamos erróneamente que van unidos sólo a cuando somos estudiantes o jóvenes. Qué no nos invadan los miedos, los riesgos que a veces hacen que nos paralicemos o pensemos que es imposible cambiar el rumbo. No será fácil, pero dar un giro en nuestra vida y dedicarnos a lo que nos gusta merece la pena ¿no? ¿qué pensáis?